Quizás muy pocos sepan de esta historia ocurrida en un 15 se septiembre afuera de la antigua presidencia municipal nuestro de querido Súchil.

Estando en quinto año de primaria me uní a la banda de guerra de nuestra Escuela Primaria Federal Mauricio Fernández de Castro siendo nuestro instructor nuestro querido maestro Onofre Garza. Como es lógico suponer que me toco participar en varios eventos incluidos el izar y arriar bandera, desfiles y el famoso grito de independencia.

El siguiente relato ocurrió la noche de un 15 de septiembre cuando se realizaría la ceremonia del grito de independencia. Unos días antes andando descalzo en el río sufrí una enorme cortada en el dedo gordo del pie izquierdo que requirió de un buen número de puntadas (Fui atendido en el hospital del pueblo por una doctora muy guapita que hizo su servicio social ahí en Súchil, lo lamento pero no recuerdo su nombre).

El caso es que no me podía poner zapato en ese pie y uno de mis tíos me confecciono algo que ahora llaman bota ortopédica para poder asistir a clases y claro cumplir con mi compromiso de participar esa noche con la banda de guerra. Por esa razón mi mamá me sugirió no ir al evento. Pero no hubo poder humano que me hiciera cambiar de opinión y asistí así con mi pata chueca.

Ese día afuera de la presidencia estaba adornado con banderolas de colores y muchos focos para alumbrar el evento. Estábamos en plena ejecución de nuestra participación cuando se escuchaon gritos y muchas personas abrieron paso y se replegaron hacia la pared de enfrente de la presidencia, nosotros seguíamos en lo nuestro en mi caso como otros compañeros con los clásicos redobles de nuestros tambores, de pronto se escucharon el tronar de lo que yo imagine que eran cohetes para celebrar con pirotecnia el evento. Pero no, pronto me di cuenta que eran dos personas que con una gran puntería iban disparando a cada uno de los focos que alumbraban el evento, poco a poco nos fuimos quedando en una casi perfecta oscuridad. Si mal no recuerdo aquellas dos personas subieron a una camioneta y apresuradamente huyeron del lugar.

La ceremonia del grito supongo que se termina. Y digo supongo por que inmediatamente el profesor Onofre dio la orden y nos retiramos a la escuela a guardar las trompetas y tambores.

Por respeto no doy los nombres de las personas que se dieron gusto con el tiro al blanco, si alguien quiere dejar algún comentario o agregar detalles que yo no vi u omití con gusto háganlo.

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