Mi querida maestra. Y cuando digo querida lo digo realmente de corazón, linda en todos los sentidos, gracias por la confianza que me tuvo durante tantos lunes en que me pedía participar en las asambleas declamando laguna poesía o apoyando la conducción de las mismas.

Para un 20 de Noviembre me encargo declamar una poesía tremendamente larga, faltando unos 5 minutos para declamarla otro maestro llego y me pidió cambiar el final de la misma, quitando el ultimo verso por otro que el traía.

Estuve a punto de obedecerlo, pero mi maestra Nachita no estaba para consultarla sobre el cambio y al no poder consultarla me olvide de la orden del maestro y lo hice como mí querida maestra me lo había pedido.

Desde ese día sentí que a ese maestro no le simpatizaba. Un día otra maestra le pidió a mi profe Nachita que si me permitía pasar salón por salón a promocionar algo, no recuerdo que era. El asunto es que fui muy bien recibido en todos los salones excepto en el de él que desde que llegue me cuestiono ya regañadientes me dejo pasar, al final de cuentas era una orden del director y no le quedo de otra.

No diré el nombre del maestro por respeto. Pero si diré que él nunca me dio clases, que todos mis profesores que tuve en la Escuela Mauricio Fernández de Castro, fueron un ejemplo de maestros y que cada uno de ellos ocupa un lugar muy especial en mi corazón.

Ellos Son: Profesora Trinidad Serrato, Profesora María Luisa Esparza, Profesora Nachita Corrales Serrato, Profesor David (No recuerdo sus apellidos), Profesor Onofre Garza y ​​Profesor Danilo Loya Campa. De cada uno de ellos podría escribir varias cuartillas de los gratos recuerdos que tengo de ellos.

Por la cercanía familiar y de amistad, las tres primeras son sumamente especiales en mi vida, fueron como una segunda madre y una guía en mis primeros años escolares. Los tres últimos me ayudaron en mi formación como niño-hombre rumbo a una adolescencia en la que sus conocimientos me fueron de mucho apoyo, unos verdaderos maestros y padres sustitutos, nunca los olvidare y siempre les agradeceré el haber sido estrictos y exigentes cuando fue necesario y amables y comprensivos cuando era necesario.

Por todo ello, gracias a mis queridos maestros. En este momento gracias para la recordada Profesora Ignacia Corrales Serrato (NACHITA).

NOTA: Artículo publicado en la desaparecida página de Casa Súchil

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