UN EXTRAÑO ACOMPAÑANTE - Articulo de Jose Corrales

Star InactiveStar InactiveStar InactiveStar InactiveStar Inactive
 

AutoAntiguo

Fui a comprar unas bujías o plogas como les dice mi compadre y de casualidad me lo encontré en la refaccionaria, pláticamos un rato y quedé de visitarlo el fin de semana.


El sábado le dí una revisada a la troquita. un cascarón a punto de juvilarse y me fui al centro a comprar un regalo para el ahijado.

Al día siguiente agarre carretera rumbo a EL MORTERO, ahí vive mi compadre; iba muy quitado de la pena, pensando llegar más o menos a la hora de la comida y disfrutar de una comida casera cómo sólo mi comadre sabe cocinar; de repente empezó a toser la troquita y ya no quiso caminar, me orillé a la cuneta y me puse a echarle mecánica, después de casi un ahora funcionó y llegué cuando ya habían comido los compadres, ni modo, hay sería otra la ocasión de disfrutar una buena comida .


Me recibieron con mucho gusto, pregunté por mi ahijado, por ahí anda dijo el compadre, le entregué la troquita y en eso entró, mira Jesús el dompe que te trajo tú padrino, el ahijado tomó el camioncito, saludó y salió de volada.


Nos pusimos a ver el futbol y en eso estábamos cuando el compadre sacó un galoncito y dijo, compadre, vamos a probar este mezcalito que me trajeron; empezamos a tomar, muy bueno, para pronto me sentí animado, estaba buenísimo y ya casi para oscurecer les dije, ya me voy y me despedí.

Iba de regreso cuando me empecé a sentir mareado, dos veces me salí de la carretera y decidí estacionarme a ver si se me pasaba la borrachera, pero fue peor, creo que me dio aire y luego sin comer me sentí muy mal; pateaba con ganas el mezcalito.


Me animé y agarré camino de nuevo, iba cabeceando, me iba durmiendo, cuando alguien a mi lado empezó a platicarme y a decirme, cuidado con la curva, vete más despacio, total, no supe cuando ni dónde se subió este amigo, ni como llegué a la casa.


Al día siguiente desperté con un dolor de cabeza espantoso, al salirme encontré con el vecino, me saludó y me dijo, llegaste hasta las chanclas y me acordé que alguien venía platicándome y le pregunté ¿conoces a la persona que venía conmigo?      No venía nadie, llegaste solo.


Le he dado vueltas y vueltas al asunto y no me explico quién me acompañaba, a lo mejor era mi ángel de la guarda o algún espíritu que venía cuidándome y me platicaba para no dormirme y me advertía de algún peligro para no sufrir un accidente; de lo que sí estoy seguro es que alguien venía conmigo, sabrá Dios quién sería .

NOTA: Articulo publicado en la desaparecida pagina de Casa Súchil 

Comments powered by CComment